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Características y cualidades especificas de la terapia pictórica

El COLOR –como “sustancia” natural y fluida (acuarela Stockmar)- como agente terapéutico fundamental, acorde a su Ser y naturaleza primigenia, para una actividad pictórica, cuyo “como”- permite:

 

  • transformar el pigmento en color y expresión afín al Ser que lo mueve y anima;

  • transformar el trazo instintivo, caduco, por ligado a la herencia y pasado, en gesto de una mano, sujeta por la atención, plena de tacto, sensibilidad y contenidos del ser, pero, a disposición de los nuevos objetivos a conquistar; no interesa lo que ya sabemos, si no lo distinto, único, irrepetible.

  • adentrarse en procesos puramente temporales, que transcurren al interior del    organismo humano y su Ser;

  • permite su expresión mas genuina y profunda de lo pasado y futuro, contenidos en lo presente;

  • es considerado por R. Steiner en la investigación espiritual de sus orígenes y naturaleza, como cualidad o sustancia anímico-espiritual fluidificada, intrínseca,  inseparable y consubstancial en la formación del alma humana, sus sentidos, cualidades y contenidos.

 

Por tanto:

      -es “alimento” imprescindible, especifico del alma, sus características y organización superior del Ser Humano;

      -es un “puente” entre el mundo sensible y causal- suprasensible-, ya que primero las cosas son hechas y después se manifiestan;

       -es recreado y sacado desde el interior de uno mismo, no como algo parcial, marginado y limitado a las restricciones espaciales del color, si no como un recuerdo  del ensueño infantil, prenatal, cuando disponíamos de un espectro amplio de colores y, poco a poco, nos vemos solicitados por la cualidad semejante de los mismos, que hace tiempo ya no encontrábamos con esta intensidad en la Naturaleza. Mas tarde ya, empiezan a preocupar los contenidos y temática de lo exteriorizado, que por si mismo constituye un aspecto higiénico para el alma, pues algunas imágenes, si permanecen o persisten al interior, pueden conllevar y contribuir a procesos patógenos o de enfermedad;

      -el color que surge, por ser puesto en movimiento por la actividad pictórica del paciente, ejercita la función y el proceso de apertura hacia el interior, “visión-escucha”, de su Ser y cuando es manejado con maestría espiritual, permite liberar el ojo humano de los planos exteriores, excesivamente pesados y superficiales, elevarlo a la percepción del Misterio en la profundidad incorpórea ultima de toda corporalidad.

 

 El RITMO -en la actividad- con su aspecto revitalizante y solar, que observamos también en la Medicina:

 

-Es imprescindible, como en la Naturaleza, para generar un proceso y la fuerza que se precisa para suscitar el movimiento interior, la transformación, metamorfosis y generación de nuevas aptitudes y facultades  desde la propia actividad, por lo que acompaña el proceso medico de sanación, ampliando y co ayudando a su mas eficiente asimilación;

 

-La terapia individual permite ajustar los tiempos y ritmo a las condiciones genuinas del paciente, intensificando el proceso o escuchando el tempo oportuno, lo que conlleva a una mas pronta resolución posible, sin perder de vista que, cada proceso y cada ser requiere –su Tiempo- 

 

-El ritmo mínimo es de una vez a la semana, con sesiones de entre 1/2h y 1h y media, según necesidad y estado del paciente;

 

-El ciclo terapéutico mínimo, entre 8 y 10 sesiones. No obstante es el Ser del paciente, desde su libertad, es el que muestra la duración del proceso;

 

-El paciente es acogido en un espacio acorde con la actividad a desarrollar con los materiales y medios necesarios.

 

 

PROCESOS Y METODOLOGÍA 

 

  • Se puede partir de distintos modos, a partir del encuentro, para favorecer el primer contacto, liberando posibles prejuicios e inhibiciones, así como una mas acorde toma de consciencia de las necesidades y características del paciente. El diagnostico del paciente, facilitado por el medico u otros terapeutas, pueden ser de ayuda.

  •  Se puede trabajar sobre soporte húmedo o seco, según la necesidad, dando preferencia en la medida de lo posible al ultimo, porque permite una mayor confrontación, favorable para suscitar fuerzas de superación, así como una mayor objetividad en la lectura de las características del proceso pictórico.

  •  Se abordan los ejercicios Fundamentales (colores esplendor), básicos para adentrarse en la realización y comprensión de cualquier proceso verdadero que se precie como tal, lo que permite retomar las fuerzas transformadoras del Alma conforme a las Leyes de la Creación, no accesibles a la percepción directa, salvo a los cambios que suscitan.

  •  Se suele partir de la restitución  de la formación tri-articulada del Hombre, que terapéuticamente hablando, aporta muchos datos sobre el estado y conformación “estructural” de los sistemas fundamentales, a la vez que permite al paciente una considerable reconquista de las carencias, liberación de los excesos, superación de los limites, centrarse en el presente y acceder a la comprensión de los aspectos cualitativos por la actividad interior de su ser, si bien ello requiere una mayor consciencia, cuyo despertar paulatino se va conquistando de ejercicio en ejercicio, que, no obstante, actúan a niveles muy profundos y permiten la reintegración de las distintas vivencias dentro del conjunto de la personalidad;

  •  Los ejercicios con los colores fundamentales, que pueden constituir un mini ciclo terapéutico en si para cualquier paciente, dan paso a los ejercicios específicos para reactivar los procesos de la Organización del Yo y su soporte de manifestación -nuestra corporalidad-, para lo que R. Steiner nos brinda también los “colores imagen”, en los que incluyen el blanco y negro como color:

 

-permiten la reconquista y reintegración de los aspectos discontinuos, de separación o desproporción entre la parte y el todo (relación fundamental para un organismo vivo);

 

-fluidificar, reequilibrar o contener los aspectos menos armónicos  y unilaterales o constitucionales;

 

-reforzar la interrelación entre los distintos cuerpos y envolturas, de modo que la relación ente el Ser y su organización sea lo mas fluida posible, garantizando  una relación mas plena entre los aspectos sensibles y suprasensibles de nuestra existencia;

 

-discernir entre las causas y los efectos de las mismas, entre las fuerzas que proyectan la imagen y su reflejo en la apariencia…etc., lo que permite abordar correctamente y en su origen los procesos patógenos;

 

-a la par, estos ejercicios co ayudan al desarrollo de las facultades sociales del ser, en un sentido mas amplio.

 

                     

 

Re-conducidos por la objetividad de los procesos reconocibles, que se manifiestan en la vida: sus ciclos de crecimiento-maduración y muerte, podemos abordar con un grado superior de consciencia y veracidad los distintos aspectos evolutivos de la vida del alma, su destino y razón de ser.

 

                                                                                                                                                                                       Los colores como “sustancias cualitativas”(análogas a una “tabla de materias”, código y lenguaje) y los ejercicios específicos, que garantizan un seguimiento fidedigno en y del proceso, permiten abordar el conjunto de la problemática humana y evolutiva:

 

-re-pristinar los sentidos, objetivando la actividad perceptiva al liberarla de los aspectos desiderativos; 

 

-reforzar el alma, que ha de fluir a través de sus miembros en una actividad integradora, formadora, evolutiva y espiritual que reúne en el corazón, por el sentir, el pensar y la voluntad;

 

-conferirle al alma el cuidado imprescindible para poder superar la abstracción, superficialidad y el “sin sentido” de la propia existencia, dotándola de una mayor profundidad,  capacidad de penetración en la realidad y autodeterminación;

 

-ajustar las respuestas y los actos a las necesidades del momento evolutivo que se atraviesa, con la fuerza de autodeterminación para con el propio Yo y su futuro destino;

 

Especialmente útiles se revelan los ejercicios que permiten acompañar el paciente  en los procesos oncológicos o de inmunodeficiencia, así como en enfermedades degenerativas, reforzando la confianza, las defensas y recursos vitales del propio organismo:

-la ejercitación oportuna se elige en función de las dificultades del paciente, suscitando las fuerzas de superación y adquisición de facultades nuevas a través de pasos sucesivos en base a mi propia experiencia y maestría pictórica;

-mas que una simple “terapia ocupacional”, se busca por todos los medios disponibles una real implicación y corresponsabilidad en los propios procesos de enfermedad y salud. 

 

La Terapia Artística en esta modalidad, acompaña y sostiene activamente los procesos acordes con la saluto-génesis e higiene social que promueve la Antroposofía, aportando una mejor y mas plena integración personal y su implicación en la vida social,  al reforzar y vivificar los aspectos y facultades morales del alma.

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