Procesos y metodología de la pintura terapéutica antroposófica
- Irene Olid Gonzalez
- 3 nov 2016
- 3 Min. de lectura
Re-conducidos por la objetividad de los procesos reconocibles, que se manifiestan en la vida: sus ciclos de crecimiento-maduración y muerte, podemos abordar con un grado superior de consciencia y veracidad los distintos aspectos evolutivos de la vida del alma, su destino y razón de ser.
Pintura terapéutica en base al Ser del Color
Se puede partir de distintos modos, a partir del encuentro, para favorecer el primer contacto, liberando posibles prejuicios e inhibiciones, así como una mas acorde toma de consciencia de las necesidades y características del paciente. El diagnostico del paciente, facilitado por el medico u otros terapeutas, pueden ser de ayuda.
Se puede trabajar sobre soporte húmedo o seco, según la necesidad, dando preferencia en la medida de lo posible al ultimo, porque permite una mayor confrontación, favorable para suscitar fuerzas de superación, así como una mayor objetividad en la lectura de las características del proceso pictórico.
Se abordan los ejercicios Fundamentales (colores esplendor), básicos para adentrarse en la realización y comprensión de cualquier proceso verdadero que se precie como tal, lo que permite retomar las fuerzas transformadoras del Alma conforme a las Leyes de la Creación, no accesibles a la percepción directa, salvo a los cambios que suscitan.
Se suele partir de la restitución de la formación tri-articulada del Hombre, que terapéuticamente hablando, aporta muchos datos sobre el estado y conformación “estructural” de los sistemas fundamentales, a la vez que permite al paciente una considerable reconquista de las carencias, liberación de los excesos, superación de los limites, centrarse en el presente y acceder a la comprensión de los aspectos cualitativos por la actividad interior de su ser, si bien ello requiere una mayor consciencia, cuyo despertar paulatino se va conquistando de ejercicio en ejercicio, que, no obstante, actúan a niveles muy profundos y permiten la reintegración de las distintas vivencias dentro del conjunto de la personalidad;
Los ejercicios con los colores fundamentales, que pueden constituir un mini ciclo terapéutico en si para cualquier paciente, dan paso a los ejercicios específicos para reactivar los procesos de la Organización del Yo y su soporte de manifestación -nuestra corporalidad-, para lo que R. Steiner nos brinda también los “colores imagen”, en los que incluyen el blanco y negro como color.
Estos permiten:
- la reconquista y reintegración de los aspectos discontinuos, de separación o desproporción entre la parte y el todo (relación fundamental para un organismo vivo);
- fluidificar, reequilibrar o contener los aspectos menos armónicos y unilaterales o constitucionales;
- reforzar la inter-relación entre los distintos cuerpos y envolturas, de modo que la relación ente el Ser y su organización sea lo mas fluida posible, garantizando una relación mas plena entre los aspectos sensibles y suprasensibles de nuestra existencia;
- discernir entre las causas y los efectos de las mismas, entre las fuerzas que proyectan la imagen y su reflejo en la apariencia…etc., lo que permite abordar correctamente y en su origen los procesos patógenos;
- a la par, estos ejercicios co ayudan al desarrollo de las facultades sociales del ser, en un sentido mas amplio.
La Terapia Artística en esta modalidad, acompaña y sostiene activamente los procesos acordes con la saluto-génesis e higiene social que promueve la Antroposofía, aportando una mejor y mas plena integración personal y su implicación en la vida social, al reforzar y vivificar los aspectos y facultades morales del alma.

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